martes, 28 de agosto de 2007

EL CANTO DE LAS SIRENAS

Cuando la baja mar estalle y queden

desnudas en la playa las sirenas,

cogeos de la mano y caminad

procurando que el viento no despierte,

elegid una roca que tenga en su memoria algún naufragio

o una duna que lleve todavía en su seno el calor de unos amantes,

sentaos allí mismo, y con un dedo

dibujad una flauta de sal pero dulce y profunda.

Soplad en ella como si las olas rompiesen en la noche,

y todo callará mientras se elevan

las notas de un amor tan triste y tan intenso.

Entonces las sirenas se alzarán perezosas

y bailarán -dejando un rastro de silencio en vuestra piel-

hasta que llegue el alba.

Con las primeras luces, borrad la flauta con un beso

y devolved su propio sonido al mar que crece.


Poema para tocar la flauta a la orilla del mar

Jesús Aguado

Jean Baptiste Camille Corot


martes, 14 de agosto de 2007

MAR AMANTE

El mar, lleno de urgencias masculinas,
bramaba alrededor de tu cintura,
y como brazo colosal, la oscura
ribera te amparaba. En tus retinas,

y en tus cabellos, y en tu astral blancura,
rieló con decadencias opalinas,
esa luz de las tardes mortecinas
que con el agua pacífica perdura.

Palpitando a los ritmos de tu seno,
hinchóse en una ola el mar sereno;
para hundirte en sus vértigos felinos

su voz te dijo una caricia vaga,
y al penetrar entre los muslos finos,
la onda se aguzó como una daga.


Woman Reading a Book on a Beach

James Jebusa Shannon

lunes, 13 de agosto de 2007

UN HELADO DE LIMÓN

Un helado de limón.
En la soledad de una ciudad Verdadero limón,
¿te gusta el limón?,
¡qué bueno!,
mientras el verano se nos va...
La libertad son perlas de colores.
Aquí tienes lo que te voy a dar.
En la sensualidad de los que viven rotos
el regalo que yo te voy a dar.
Mujer que estás dejando dentro de mi vida
una maleta llena de perplejidad.
No tengas miedo que esto no termina todavía
este hombre te dará...
Un helado de limón.
En la soledad de una ciudad.
Verdadero limón,
¿te gusta el limón?
¡qué bueno!,
mientras el verano pasará...
Yo te ofrezco una ducha en baños turcos,
que son abismos de serenidad,
donde como océanos nocturnos
retumbará la voz de tu ciudad.
Te doy la luna mora,
roja de la tarde
para la fantasía que amas tú.
Y estrecharé tu cuerpo entre mis brazos
para que así mujer de mí no escapes más.
Y un helado de limón...
Te doy la inteligencia del electricista
así al menos alguna luz habrá en ese cuarto
de esta pensión triste
donde la noche nos derretirá
como un helado de limón...


Un helado de limón